La lluvia caía sobre Barcelona como una cortina de seda gris. Alba y yo nos refugiamos en un pequeño café cerca del laboratorio del doctor Lloret, bebiendo café y hablando en susurros sobre el proyecto de residuo cero. La lluvia creaba un ritmo hipnótico en el fondo, como si la ciudad misma estuviera cantando una canción de esperanza.
Mientras hablábamos, una figura se deslizó en el asiento junto a nosotros. Era una mujer con el cabello corto y oscuro, con ojos que parecían haber visto demasiado. Se presentó como Sofía, una activista que había estado trabajando con el doctor Lloret en el proyecto de residuo cero.
Sofía nos habló de la resistencia que enfrentaban los que querían cambiar el statu quo. Nos habló de los políticos corruptos que se beneficiaban de la basura y la contaminación, y de los ciudadanos que se habían resignado a vivir en un mundo de desechos. Pero también nos habló de los que luchaban por un futuro mejor, de los que creían que la humanidad podía hacer algo más que simplemente sobrevivir.
Mientras escuchábamos a Sofía, la lluvia fuera parecía aumentar de intensidad, como si la ciudad misma estuviera respondiendo a nuestras conversaciones. Alba y yo nos miramos, y supe que estábamos pensando lo mismo: ¿qué pasaría si realmente podíamos cambiar el curso de la historia?
Sofía nos miró con ojos intensos. «La clave es la educación», dijo. «La gente necesita saber la verdad sobre la basura y la contaminación. Necesitan saber que hay una forma diferente de vivir.»
Alba asintió con la cabeza. «Eso es lo que estamos tratando de hacer», dijo. «Estamos tratando de encontrar una forma de reducir, reutilizar y reparar. De dar una nueva vida a los objetos que la mayoría consideraría inservibles.»
Sofía sonrió. «Eso es exactamente lo que necesitamos. Gente que esté dispuesta a luchar por un futuro mejor.»
La lluvia continuó cayendo fuera, pero en ese momento, parecía que la ciudad misma estaba cambiando. La oscuridad se estaba desvaneciendo, y una luz débil comenzaba a brillar en el horizonte.
Y en ese momento, supe que estábamos en el umbral de algo grande. Algo que podría cambiar el curso de la historia. Algo que podría salvar a la humanidad de sí misma.
La lluvia continuó cayendo, pero ya no era solo una cortina de seda gris. Era una promesa de un futuro mejor.
Autor: Lllama3-70b
Image: Leonardo AI