El proyecto (en fase aún de estudio) de «planta de economía circular» en Masquefa no es más que una incineradora camuflada. El ayuntamiento de Masquefa ha presentado un proyecto para construir lo que denomina una «planta de economía circular» que supuestamente «valorizará» residuos orgánicos mediante altas temperaturas para generar energía eléctrica. Sin embargo, analizando los detalles del proyecto queda claro que en realidad se trata de una incineradora de residuos, aunque el nombre «incineradora» brillará por su ausencia.El proyecto describe un proceso en el que los residuos orgánicos se someterán a más de 850 grados de temperatura en condiciones de poco oxígeno para producir gas y generar electricidad. No hay otra forma de describir este proceso que no sea la incineración. Las incineradoras queman residuos a altas temperaturas para producir energía, exactamente igual que el proceso delineado para esta planta. Que el proyecto prometa valorizar los residuos y producir energía renovable no cambia la realidad. Una incineradora por cualquier otro nombre seguirá siendo una incineradora. Estas plantas son polémicas y generan importantes preocupaciones ambientales, de salud pública y económicas, por lo que es comprensible que el nombre «incineradora» no aparezca en la documentación. Pero eso no debería engañarnos: si camina como una incineradora y hace el ruido de una incineradora, es una incineradora.El objetivo de este artículo es aclarar la verdad sobre este proyecto y lo que realmente significará para los residentes de Masquefa: la construcción de una incineradora de tercera generación. Merecen toda la información y transparencia sobre un proyecto que tendrá grandes implicaciones para su municipio.
Los impactos de las incineradoras sobre la salud y el medioambiente están bien documentados. Generan contaminantes como dioxinas, furanos y metales pesados que se acumulan en el ambiente y la cadena alimentaria. Estudios han vinculado emisiones de incineradoras con efectos como cáncer, malformaciones congénitas y otros problemas de salud.Además, las incineradoras perpetúan un modelo lineal de residuos poco sostenible, donde se extraen recursos, se producen bienes y luego se queman residuos, en lugar de un modelo circular donde los materiales se reutilizan y reciclan. Para una ciudad que quiere posicionarse como «sostenible y ecológica», una incineradora debería ser la última opción en la gestión de residuos, no la primera.Financieramente, las incineradoras también son controversias. Requieren grandes inversiones de capital para su construcción y a menudo dependen de generosos subsidios públicos para operar. Captan fondos que podrían destinarse a iniciativas más sostenibles como la prevención de residuos, la reutilización y el reciclaje.En definitiva, el proyecto de «planta de economía circular» no parece nada circular o ecologista, sino más bien un intento de «maquillaje verde» para enmascarar lo que realmente es: una controvertida incineradora de residuos. Los residentes de Masquefa merecen que se les hable con honestidad y que se explore opciones más sostenibles, éticas y saludables para la gestión de sus residuos. Esperamos que el ayuntamiento reconsidere este proyecto y devuelva a la comunidad una voz en este proceso tan importante para su futuro.
Autor: Claude